Raíces en nuestra historia de vida

Muchos de nosotros participamos en la Juventud Masculina de Schoenstatt, y así llegamos a conocer el Movimiento. Para algunos el camino fueron las comunidades de familias donde participaban nuestros padres. Las experiencias de vida comunitaria, de trabajo concreto en la formación de la propia personalidad y la fe vivida nos llevaron a tomar una decisión: ¡Esto vale la pena, por esto yo apuesto toda mi vida!

Cada uno de nosotros se identifica personalmente con Schoenstatt, nuestra vocación de discípulos de Cristo está unida a este carisma. En la actualidad hay muchas maneras diferentes de trabajar por la Iglesia, la nuestra es la Alianza de Amor y la fe en la conducción de Dios, en su Divina Providencia.

Trabajamos en los centros del Movimiento: son lugares de gracias, de comunidad y de una cultura de alianza. Nuestros grupos y comunidades son células vivas en las Parroquias y Diócesis.

Vivimos desde Schoenstatt y para Schoenstatt.

Las fuentes de este camino espiritual nos dan vida: nos identificamos con nuestro Fundador, el Padre José Kentenich. Nos orientamos por su experiencia de Dios, su conciencia de misión y su amor por la Iglesia. Su vínculo con María, la Madre de Jesús, es un modelo para nosotros. Nos orientamos por su estilo de servicio pastoral.

Estamos vinculados a los lugares de nuestros Santuarios de Schoenstatt, también tenemos una mirada y una acción internacional y global. Así queremos reforzar la unidad mundial de nuestro Movimiento y ayudar en su crecimiento.

La vocación sacerdotal despertó en nosotros a través de Schoenstatt: vivimos y trabajamos por esta Familia y queremos ser, junto con todo el Movimiento, un signo de esperanza para la Iglesia.